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Manifiesto Proceso constituyente – 2ª Parte

Salir de un régimen fracasado e incapaz de garantizar una vida digna a la mayoría

 

Al sistema político español le han fallado las leyes, empezando por la situada en el vértice de todas ellas, nuestra Constitución.

El “neoliberalismo”, crecientemente hegemónico desde la desaparición del bloque socialista al final de los años 80, ha debilitado los mecanismos de los que el Estado y sus instituciones deben dotarse en democracia para defender los derechos colectivos, -civiles, políticos, económicos y sociales- debilitamiento que está llevando al Estado Social y Democrático  a su práctica desaparición.

 

Las oligarquías financieras y la plutocracia construyen aceleradamente un nuevo régimen económico y político en su exclusivo beneficio, ante la desorientación, cuando no pasividad, de las fuerzas sociales y políticas  representantes de la clase trabajadora y demás sectores populares

 

En ese contexto, la constitución del 78 es ya un texto vacío, sin credibilidad, y no merece otro apelativo que “La Moribunda”.

 

El 70% de las personas que hoy tienen derecho de voto en España no pudieron votar la Constitución de 1978, ni por supuesto participar en su elaboración. No habían nacido o no tenían edad para ejercer el derecho al voto

 

Recientemente  han existido otras experiencias de cambios de regímenes políticos cuando estos se han mostrado incapaces de satisfacer las necesidades y derechos de las mayorías sociales. En América Latina se han avanzado esos procesos en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador…, en Europa, tenemos el reciente ejemplo de Islandia. Todos esos procesos se articularon en torno a la puesta en marcha de un Nuevo Proceso Constituyente que redefinió un proyecto de país y de sociedad.

 

Se trata de procesos mediante los que los pueblos están construyendo nuevos sistemas que, con muchas dificultades, van consolidando la Democracia, la Soberanía, el Estado de Derecho y una Economía Productiva, lo que permite una mejora sustancial del nivel de vida de la población y hace retroceder  la pobreza y la exclusión  social. Estos procesos están siendo catalizadores de los anhelos de buena parte de las clases populares -de los de abajo-  que se empoderan y politizan en torno a ellos.

 

España también necesita un nuevo Proyecto de país. La derecha y la oligarquía trabajan a marchas forzadas en un nuevo proceso constituyente  que consolide el neoliberalismo y sustituya al Estado Social. La izquierda y todos aquellos que viven de su trabajo necesitan un nuevo proceso constituyente para salir de la crisis y evitar volver a sufrir una estafa masiva y criminal de la envergadura de la que estamos padeciendo, y esta necesidad comienza a ser un clamor popular. Ante la negativa de los poderes públicos a proporcionarnos nuevas herramientas, debe ser la soberanía popular expresada legítimamente a través de un proceso participativo, extenso y capilar, participado no solo por partidos políticos, sino también por movimientos sociales y personas, la que nos garantice a los ciudadanos los instrumentos por los que la mayoría social hoy esta clamando. Esta crisis no tiene una salida economicista en los marcos institucionales actuales, es urgente construir otros reconquistando la democracia y la soberanía que nos ha sido usurpada.