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Hay una salida por la izquierda. Luchamos por el socialismo

{{INFORME AL XVIII CONGRESO: BALANCE POLÍTICO DE CUATRO AÑOS}}

“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Esta parte inicial del “Manifiesto” continúa siendo plenamente vigente. El capitalismo, que sustituyó históricamente al feudalismo como sistema, sin liquidarlo nunca del todo, salvo en lo que le interesaba para el desarrollo del mercado, ha agotado hace mucho ya, si es que alguna vez la tuvo, la capacidad de generar una riqueza útil para toda la humanidad, que no fuera depredadora económicamente, socialmente y ecológicamente. El capitalismo es hoy el problema central y urgente de las actuales sociedades, las más desarrolladas y las menos. No nació para distribuir con justicia e igualdad la riqueza sino para beneficiarse de ella la minoría que controla economía, poder político, ejércitos y medios de comunicación. Hay matices entre los diversos sectores que componen el sistema, hay enfrentamientos a muerte entre ellos por intereses, solventados, a veces, con guerras que sufren los pueblos pero, en lo fundamental, defienden un mismo esquema de sociedad. Viendo el problema y el posible camino para el desarrollo de una solución a la luz de la crisis económica, social y financiera debemos llegar a una conclusión: el sistema que genera las crisis y los problemas, nunca podrá por su propio carácter solucionarlos. Después de lo que han hecho últimamente vuelven a las andadas, exactamente como hace tres años cuando los ejecutivos y propietarios, políticos e “intelectuales” orgánicos del capital, vociferaban, ahogando cualquier voz disidente, sobre las excelencias de un modelo que hacía ricos en poco tiempo y sin ningún esfuerzo. Practicaron el sistema de la máxima ganancia, como siempre, con cada vez menos controles de los llamados democráticos, poniendo de relieve de nuevo que la historia de los pueblos es la historia de la explotación. Los pueblos son víctimas de la peor cultura, la cultura del mercado capitalista, que nada tiene que ver con el mercado como instrumento de distribución e intercambio justo. El núcleo central del mercado capitalista es el máximo beneficio y la corrupción en la compra y venta de mercancías y en los servicios sin prácticamente ninguna cautela moral ni política. El núcleo central de la corrupción en España no es Filesa o Gürtel, sino el sistema financiero que ha robado a mansalva y ha sido protegido por el dinero público en la crisis. Gürtel es una expresión de la corrupción del sistema, que, como en el caso de otras corrupciones, exige un tratamiento judicial, cumplimiento de las leyes y un acción firme para que el que roba pague con prisión, inhabilitación y devolviendo el dinero robado. Pero aquí, y en general, la corrupción (comprar voluntades) es algo inherente al capitalismo.

¿POR QUÉ EMPEZAR ASÍ UN BALANCE DE GESTIÓN? Porque es un informe-balance político que tiene que situar en primer plano el carácter intrínseco del sistema, sus mecanismos, su forma de actuar y las consecuencias de todo ello. Sin entender a fondo esto no hay posibilidad de construir una alternativa, por moderada que sea ésta y por largo que sea el proceso para construirla. Y la tarea principal del partido en el próximo periodo será contribuir pacientemente a construir una alternativa democrática y de orientación socialista al neoliberalismo como expresión más brutal del capitalismo y al capitalismo en sí. Lo cual no impide, sino estimula las propuestas concretas y su defensa social sobre trabajo, educación y cultura, salud, vivienda, ecología, paz e internacionalismo solidario. Las tácticas concretas para intervenir políticamente en cada coyuntura se enmarcan en una estrategia de cambio, lo contrario de diluir la estrategia en tacticismos electorales y en politiquerías de corto alcance. Para trabajar con un resultado satisfactorio en esa línea, es imprescindible salir del congreso con algunas cosas claras:

• aprobar la mejor línea política adecuada a las circunstancias y a los objetivos.
• Dotar a esta línea política de método y ritmo. (Luego veremos como se ha avanzado ya en objetivos marcados en el anterior congreso y como estamos estancados en otros)
• Aprobar con voluntad de hierro para cumplirlo un programa organizativo a verificar de manera permanente.
• Actuar con coherencia y disciplina democráticas, como un partido unido, adecuado a las circunstancias específicas de cada ámbito.
• Estar convencidos de que nuestras ideas de democracia y socialismo no solo son objetivamente necesarias para crear otra realidad de justicia e igualdad, sino que su necesidad abre la perspectiva de su posibilidad, ya que el actual nivel de desarrollo de las fuerzas productivas las hace posibles, siendo lo que las obstaculiza el sistema capitalista y sus aparatos políticos e ideológicos.
• Salir del congreso con la convicción de que el partido es un instrumento que se ampliará y fortalecerá con una práctica acertada que convierta a cada afiliado/a en militante consciente.
• Sin doblar o repetir los esfuerzos de debate y trabajo, actuar desde IU en concretar alternativas a los problemas, defenderlas en la sociedad e instituciones poniendo énfasis en el cumplimiento del programa por encima de pactos de corto alcance, o institucionales, que diluyan nuestra personalidad y proyecto. Desde la última asamblea las cosas en IU y desde IU hacia fuera están marchando mucho mejor, lo cual no significa que no haya resistencias a avanzar en un camino nítido de izquierdas, de independencia, soberanía, democracia interna y participación.

El XVII Congreso aprobó dos ejes principales de trabajo:

• Organizar y fortalecer el partido, en la línea que se marcó en la conferencia política y de organización previa y se reafirmó, profundizó y amplió en el Congreso.
• Recuperar IU como organización plenamente soberana e independiente, en el fondo y en la imagen, democrática, participativa, integradora y unitaria.

Los mecanismos para conseguir estos objetivos eran sencillos y al tiempo complejos, como ha demostrado la experiencia de los últimos cuatro años:

1. El PCE debía funcionar sin complejos, sabiendo que iba a tener una resistencia permanente dentro de IU, incluso por parte de personas que se reclamaban del carnet del PCE y la hostilidad y/o el silencio de los medios de comunicación y el abandono de IU de militantes hartos de la situación.

• Actuar sin complejos significaba que el partido debía defender su política públicamente, en el interior de IU y en otros ámbitos organizativos. La línea política del PCE, aprobada en el XVII Congreso y en sus órganos de dirección era la política de todos/as los/as comunistas militantes del partido. Los que defendían otra política se autoexcluían.
• Esa línea política exigía, exige, un funcionamiento orgánico de abajo-arriba y viceversa. Sin unidad de acción no hay partido, ni organización democrática que pueda desarrollar un proyecto. Debemos reconocer, así lo hemos hecho en la Conferencia, que en ese terreno se ha avanzado en zonas difíciles y menos en zonas importantes, en concentración de población y en movimiento social, cultural y político. El funcionamiento dialéctico en las dos direcciones, que permita actuar con fuerza al unísono es una de nuestras tareas pendientes. Si el Partido está desorganizado es incapaz de abordar el debate y la realización de su política en la sociedad poniendo toda su capacidad numérica al servicio de la acción aprobada en cada momento. Esto se ha puesto de relieve en la campaña contra la crisis, iniciada en septiembre del 2008, independientemente de que la calma sindical y de los otrora activos movimientos alternativos, ha representado un freno objetivo a todas las movilizaciones contra la crisis capitalista y sus consecuencias para la población trabajadora. A pesar de todo ello, el partido ha sido un referente político, ha avanzado en su cohesión con decisiones políticas y no a golpe de Estatutos y en el desarrollo de una mentalidad federal en el marco de una concepción unitaria del partido. Así mismo, el partido ha impulsado, participado y contribuido a organizar movilizaciones contra el paro, el cierre de empresas, los EREs y el intento de reducir derechos laborales y sociales.
• En la práctica internacional, el partido ha sido un importante impulsor de la unidad de la izquierda europea, especialmente a través de su trabajo en el Partido de la Izquierda Europa y en las reuniones de partidos comunistas.
• El impulso del partido en la recuperación de la memoria histórica ha sido también notable. Algunos avances se han conseguido en la denuncia de los crímenes del franquismo y en la rehabilitación de las víctimas. La rehabilitación de Juan Negrín por parte del PSOE entra dentro de esta categoría. Negrín fue expulsado del PSOE acusado de colaborar con los comunistas, y ser un lacayo de Moscú. Ahora, rehabilitarse es reconocer que estuvo en contra del golpe de estado que entregó la República a Franco.

2. El segundo gran objetivo del XVII Congreso: recuperar IU como instrumento para desarrollar y fortalecer una política alternativa a las realizadas por los dos grandes partidos y sus socios nacionalistas en los grandes asuntos (economía, finanzas, empleo, vivienda, Europa, paz, sector público empresarial, servicios públicos reforzados especialmente en educación y sanidad…) se ha conseguido en lo fundamental aunque ahora deba impulsarse y desarrollarse hasta que IU reconquiste el apoyo social y la fuerza política y electoral perdidos.

• Este camino que, como se ha señalado antes, pasa porque IU sea independiente en la práctica, no solo formalmente, ha significado unir al PCE, cohesionarlo en torno a una política, trabajar con otros sectores de IU y defender en IU sus propuestas. En la pasada IX Asamblea hubo un resultado que ha permitido avanzar en esa línea. Actualmente podemos hablar sin triunfalismos de que el clima y unidad internos permite un trabajo en el que participe todo el mundo que acepte la política aprobada en la Asamblea y en cada momento.
La celebración de la FIESTA en Córdoba ha sido un claro exponente de que cuando hay voluntad para realizar lo necesario, se consigue, a pesar de las posiciones derrotistas. La FIESTA ha sido, en su actual concepción, un éxito. Política, sociedad, cultura, fraternidad, alegría, son el balance. Es un ejemplo a seguir para que la FIESTA, sin ser el principal objetivo del partido, sea un importante momento de encuentro.

Hacia fuera, las propuestas de IU como colectivo, expresadas de forma significada por el coordinador general están calando lentamente en la parte de la sociedad y del electorado más proclive a sumarse a IU. La imagen de IU, como izquierda necesaria que hay que apoyar y reforzar está imponiéndose poco a poco. Sin embargo, hay todavía muchas cosas a solucionar. El camino a defender y reforzar es éste: Debatir todo lo necesario, aprobar la política, y defenderla unitariamente. En ello estará el PCE, como ha estado en el periodo anterior. Este congreso debe andar sin ambigüedades ni medias tintas por este camino.

En unos meses se celebrará una Asamblea de refundación en la que se debe ratificar y defender lo avanzado y relanzar el proyecto para que al mismo se incorporen todas las personas y sectores que se expulsaron o apartaron en un momento y muchas más que quieran iniciar una nueva etapa en IU y desde IU. El PCE no aceptará las expulsiones arbitrarias y hace una reflexión: IU solo volverá a ser una alternativa de izquierdas fuerte, si recupera a todas y todos los y las que, por razones de discrepancia política están fuera y quieren estar dentro.

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La realidad exige urgencia y decisión en las cosas a realizar. La peor crisis del capitalismo que, en la práctica, debería enterrar el neoliberalismo como aspecto más despiadado y destructivo, puede saldarse con una nueva derrota y retroceso del movimiento obrero y de la izquierda en su conjunto. Los hace un año perplejos y lloriqueantes autores y gestores de la crisis, una parte importante de los mismos, por no decir casi todos/as, ladrones y carne de presidio, vuelven a levantar cabeza, a chulear y exigir no solo los mismos privilegios, sino aumentarlos. ¿Por qué se atreven al cabo de tan poco tiempo del desastre que han producido a levantar cabeza con más descaro, si cabe? Sencillamente, por que hasta el momento la respuesta social, sindical, política e intelectual de lo que podríamos llamar en sentido amplio izquierda, es prácticamente inexistente en Europa. Creían en un primer momento que los/las trabajadores/as, la juventud, la intelectualidad y, especialmente, todas las personas que han perdido empleo, casa, condiciones de vida…, les pedirían cuentas directamente a ellos. Como nada de eso ha ocurrido, vuelven a las andadas, se asignan sueldos multimillonarios, primas y jubilaciones escandalosas rechazan cualquier control democrático, y no pasa nada. Pataleos, frases educadas para señalar su grosería y poca cosa más. Si no hay pronto y masivamente una respuesta social que exija responsabilidades al gestor del capitalismo que las tenga y ponga al mismo tiempo sobre la mesa un programa de cambio, alternativo a la continuación de las políticas neoliberales, estaremos contribuyendo a consolidar la pérdida de derechos laborales y sociales y el fortalecimiento financiero y económico de un capitalismo que empezará a gestar la nueva crisis. Crisis que serán cada vez más duras para los de abajo, ocupen el lugar que ocupen en el sistema productivo, y que desarticularán aún más la capacidad de defensa, iniciativa y lucha del conjunto de sectores, o fuerzas sociales e intelectuales, que representan a la mayoría de la sociedad que con su trabajo crea la riqueza social.

Hemos dedicado una amplia parte de este balance a los dos asuntos más importantes decididos en el anterior congreso: Organizar y fortalecer el PCE y recuperar IU para una política.

También a la crisis capitalista y a las consecuencias de la misma y a la falta de respuestas de la izquierda.

Era obligado hacerlo así, es lo más importante. Ahora debemos ver cómo han funcionado los órganos de dirección elegidos en el congreso:

a) El Comité Federal se ha reunido, debatido y aprobado una política. Así mismo lo han hecho el Comité Ejecutivo y la Permanente.
b) Ha habido buenos debates en los tres órganos, saldados la mayoría de veces con acuerdos casi unánimes y con iniciativas políticas y organizativas para todo el partido. Lamentablemente, en la mayoría de casos esos acuerdos no han traspasado el umbral de Olimpo, no se han aplicado y desarrollado de forma creativa por los órganos dirigentes intermedios y, menos todavía, por las organizaciones de base. El fracaso más flagrante ha sido el referente al Manifiesto Programa. Se decidió en el XVII Congreso desarrollarlo desde un debate de toda la militancia y no se ha hecho. Esto ha sido analizado en la Conferencia. El Congreso debe tenerlo en cuenta para decidir lo más sencillo para concretar y avanzar lo más rápido.
c) El Partido se ha visto inmerso en una acción permanente por la recuperación de IU para una política y ello ha significado un gran esfuerzo y la dedicación de gran parte de las energías políticas y organizativas. Sin embargo, ello no explica la falta de aplicación regular de una política aprobada en momentos muy importantes por todo lo que sucedía en el mundo y en España.
d) Tampoco ha funcionado una parte importante de las Secretarías y los/las que las han dirigido deberán explicar las causas de ello. No tiene sentido elegir responsabilidades y luego no ejercerlas plenamente.
e) La relación PCE-UJCE en su conjunto funciona muy positivamente aunque es necesario avanzar en la solución de problemas pendientes.
f) Hay un elemento que, objetivamente, lastra todas las actividades: la falta de dinero para viajes y para reuniones. Si hay objetivos claros los recursos económicos son imprescindibles para desarrollarlos. Esto significa que relanzar y fortalecer el partido exige que en el próximo periodo el asunto económico sea prioritario para todas las organizaciones.
g) En la línea de todo lo anterior es necesario estructurar los mecanismos del debate ideológico, para convertir en patrimonio colectivo de todo el partido, lo que hoy son ideas y prácticas dispersas. Se debe dar un gran impulso a conocer la historia del partido, toda y especialmente la de todo el proceso de legalidad, con especial atención a lo que hemos aprobado y dicho en los últimos años sobre la crisis capitalista, tanto desde el PCE como desde IU.
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Las páginas anteriores han querido centrarse en los elementos principales que deben abordarse en un balance político de cuatro años. Hay muchas más cosas de la vida política y social de España, Europa y el mundo, pero saber qué decidimos en el XVII Congreso y qué hemos hecho es la más importante ya que no puede impulsarse el futuro sin conocer bien el pasado y el presente.
Nos queda un gran asunto a debatir, la política de alianzas, buscando una posición unida de todo el partido, ya que la dispersión es lo más conflictivo y contradictorio cuando deben tomarse decisiones en torno a acuerdos, pactos, alianzas, en los diversos niveles de la vida política. Desde la soberanía e independencia del PCE, preciso es encontrar las tácticas para hacer avanzar nuestras propuestas.

Así mismo, saber qué ocurre en el mundo de la economía y actuar en consecuencia es, no solo necesario para un partido marxista, sino imprescindible. Nuestra razón de ser no es analizar la realidad para tomar nota de lo que ocurre, sino para transformarla. Tampoco somos, o tampoco podemos ser, un colectivo ensimismado en una dialéctica estéril en las instituciones, en las cuales derrochemos esfuerzos inútiles. Ni mucho menos los representantes de un pequeño espacio de “poder” desde el cual no puedes cambiar la realidad pero ésta sí puede cambiarte a ti.

Todo esto viene a cuento de la posición anticapitalista del partido y de las posiciones en contra de los enemigos y adversarios y hasta de algunos de los teóricamente amigos internos, que creen que el PCE debe desaparecer y que IU debe ser una especie de organización respetable que busca los resquicios que dejan los partidos del sistema para tener un lugar al sol que permita a unos/as cuantos/as estar presentes en los salones oficiales. Incluso algunos que ven el lenguaje de Cayo Lara inoportuno y primitivo.

El partido debe utilizar todos los resortes para hacer políticas que hagan la vida de la gente más humana y para cambiar a fondo las cosas. Una y otra cosa son inseparables de las ideas y de la acción del partido. Por ello hemos puesto énfasis en la principal tarea del partido: hacer frente al capitalismo, que es la causa de la crisis, de las hambrunas, de las guerras…

En el momento de celebración del Congreso nos encontramos con un mundo de profundas brechas, por no decir abismos, entre los que comen y los que, mueren de hambre e inanición, entre los que derrochan y los que sobreviven, entre los que tienen maravillosos colegios particulares y los que no pueden aprender las cuatro reglas, entre los que gozan de todos los adelantos médicos y los que no disponen de una medicina contra la diarrea. Entre u nos y otros, en el mundo y dentro de cada país, esto es la desigualdad normal que impone el capitalismo a través de un mercado fundamentado en la rapiña.

Continúan las guerras, los choques étnico-religiosos, que esconden la lucha de los grupos transnacionales y de los corruptos locales (en todas partes y, especialmente, en África, en Oriente Medio, en Asia. Siembran el terror con teóricas o reales pandemias que sirven para los grandes negocios farmacéuticos.

En Iraq hay guerra, humillación, odios, miseria, retroceso en salud y educación. Es el resultado de la guerra iniciada por la parte más fascista del capital, y continuada por todos. En Afganistán hay guerra, de los EEUUU, de la OTAN y sus países. En Palestina hay guerra permanente del estado criminal de Israel contra el pueblo palestino, al que conducen progresivamente a la muerte, a la miseria, a la desesperación, al enfrentamiento, a rasgos de fanatización religiosa. En el norte de África el pueblo saharaui continúa desposeído de su tierra.

En la América del Sur y del centro continúa habiendo la intervención imperialista contra Cuba, contra el desarrollo económico, social y cultural de Venezuela, Bolivia, Ecuador. Hoy, la intervención general es aparentemente menos brutal que antaño (salvo en Honduras) pero utiliza todos los recursos para intentar imponer su dominio económico, financiero, tecnológico y militar, aunque todo ello se disfrace de lucha por la democracia. La democracia en el capitalismo, es necesario repetirlo, puede ser el narcótico que duerme al paciente mientras se le quita la cartera pero también puede ser un instrumento para superarlo. El capitalismo es la crisis. Nunca estará de más recordarlo, ante el lavado de cerebro permanente y la amnesia colectiva que ello genera.

En medio de esta realidad caótica e insegura, crecen las peores costumbres en todas partes. No crece el reparto justo de la riqueza, la igualdad y la solidaridad, el encuentro humano y cultural, el desarrollo equilibrado que no destruye sino que alimenta, cura y educa.

Hace una eternidad que despareció la Unión Soviética. Debía reformarse y se destruyó. Los saqueadores de fuera y los canallas de dentro se repartieron el botín. El mundo fue a partir de entonces más peligroso, no más seguro. No valen lamentos de lo que debía haber sido y no fue y tampoco vale tolerar, aceptar o encajar las permanentes campañas anticomunistas que derecha, centro, seudoizquierda y elementos retorcidos y claudicantes de la izquierda promueven. En la historia los intentos de construir una nueva realidad pueden triunfar o fracasar, totalmente o a medias, aunque si el intento ha sido serio siempre queda una base de reflexión y una conciencia, además de una cultura más social y solidaria. Si las ideas que dieron vida a los procesos revolucionarios de orientación socialista eran válidos, son válidos, de nada sirve el lamento sobre las dificultades para defenderlos. Soco vale la convicción, la inteligencia para entender qué ocurre y porqué, las propuestas para hacer frente a una realidad angustiante, la movilización y organización de los sectores más conscientes, activos y decididos de la sociedad. Nuestra tarea, la de cada comunista, la de cada organización del partido es entender esto y actuar. Sin actuar el partido no crece, no se fortalece, no coge confianza como colectivo. IU se diluye y debilita.

En España, además de sufrir el impacto de la crisis capitalista global y sus consecuencias económicas y sociales, hay la propia crisis, fruto del tipo de crecimiento basado en un modelo productivo desequilibrado, especulativo e irracional. Un modelo que ha hecho subir el paro al 20% (+ de 4 millones), que ha hecho subir la vivienda en 300 por 100 (poco bajará en relación a esta subida), que ha destruido zonas enteras por la especulación, que ha generado un sistema de financiación atrofiado y un mercado de trabajo contradictorio con las necesidades del país y que, en consecuencia y fruto de la crisis propia, ha hecho retroceder al conjunto de sectores productivos, especialmente en todo lo que afecta a la modernización de productos y servicios y al intercambio con el exterior. Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, más los nacionalistas y minoritarios que les han apoyado por coincidir con sus políticas, o por oportunismo interesado, son los responsables de esta realidad. Han apoyado, defendido, o tolerado las políticas neoliberales fundamentadas en el modelo productivo que se ha derrumbado.

Ahora, el gobierno del PSOE habla de cambios, de un nuevo modelo. Sin banca pública, sin empresas básicas públicas (energía, aguas…) sin una política de planificación democrática a medio-largo plazo de necesidades y posibilidades, sin una política industrial y de I+D+I, que no sea un “plan renove” tras otro, no es posible sentar las bases para un nuevo modelo, ya no solo productivo sino económico, basado en un fuerte impulso de los servicios esenciales para reforzar su carácter público y su eficiencia y para que sirvan de motor económico, junto al desarrollo de formas productivas y energéticas cada vez menos destructivas.

Esta política, que debe defenderse también en Europa, diseñada a largo plazo, debe ir acompañada de cambios sustanciales en las costumbres y en el sistema de recaudación. En las costumbres, poniendo en marcha un nuevo concepto del bienestar, basado en la austeridad frente al gasto consumista, siempre de carácter parasitario y depredador.

La felicidad no se crea con la posesión de muchas cosas inútiles, sino con la utilización sabia de las útiles para hacer la vida más agradable. Los recursos públicos para hacer frente a las necesidades deben salir de toda la sociedad en una proporción progresivamente creciente de su nivel de rentas y beneficios, es decir, con una progresividad fiscal. Los impuestos no tienen un sexo ideológico abstracto, sirven para que el Estado, todas sus administraciones, tengan capacidad presupuestaria para hacer frente a las necesidades sociales de forma justa y solidaria, con igualdad básica para todos y todas.

En España, y en Europa, se debe dar la batalla por una nueva concepción de la economía, de los derechos sociales y de la democracia. Esto no va a hacerlo la socialdemocracia, en retroceso por haber aceptado y defendido la misma política que la derecha (Alemania y el Reino Unido son el ejemplo más claro), ni las organizaciones a medio caballo entre el neoliberalismo y un progresismo evanescente, como es el caso del Partido de la Democracia, en Italia. Mucho menos la derecha que es más neoliberalismo, más de lo mismo y más conservador, con matices, según el país y los intereses nacionales a defender.

Un cambio de las características que se precisa solo pueden hacerlo un movimiento obrero y sindical consciente de la realidad y capaz de poner en marcha su fuerza organizada, la izquierda política que, con sus matices y diferencias, continúa reivindicándose del anticapitalismo y del socialismo y el conjunto de movimientos sociales, culturales y sectores intelectuales que se reclaman de la izquierda, o de una democracia fuertemente enraizada en los valores de la justicia social y de igualdad.

En España debería operarse un proceso de rectificación de políticas erróneas y erráticas por parte del gobierno del PSOE, apoyada en la mayoría de la población trabajadora. No parece probable que sea así. El movimiento sindical, la izquierda política en la cual estamos, los movimientos de base y la intelectualidad que está en desacuerdo con la realidad actual deben hacer el gran esfuerzo para poner en marcha una convergencia unitaria que levante nuevas esperanzas, que cree condiciones para impulsar un programa político orientado al cambio y que, con su compromiso, acción y ejemplo eviten que el PP y sus aliados vuelvan al poder para realizar una política más conservadora todavía que la que practicaron antes y que la actual, con la excusa de la crisis y del fracaso del PSOE.

En esta línea debemos trabajar. El PCE debe ser un referente moral, ideológico y político para muchas y muchos jóvenes que no han tenido ocasión de compromiso y para mucha gente que se ha distanciado del compromiso militante. Más allá, y como banderín de enganche social y electoral, IU debe tener capacidad de traspasar el umbral de la mejor imagen actual que tiene, como colectivo y en la figura de su coordinador general en particular, para llegar a convencer de la necesidad de compromiso permanente con su política, apoyándola, defendiéndola y organizándose. Es posible, necesario, irrenunciable. De todos y todas nosotros y nosotras depende, en parte. No somos únicos pero somos un colectivo importante para hacer que el partido vuelva a ser referente militante e IU la organización unitaria de izquierdas a apoyar. La refundación de IU debe hacerse con los que somos, con los que se expulsaron arbitrariamente y con toda la gente que se incorpore creyendo en IU como proyecto político alternativo a lo actual.